Un médico brujo de un pueblo en Indonesia atrapó a una niña de 12 años y la engañó para que tuviera relaciones sexuales con él durante los próximos 15 años al afirmar que estaba poseído por el "jin", el espíritu de un niño, indicó la policía el martes.
La mujer, identificada por la policía como "H", fue rescatada el domingo en la localidad de Tolitoli, en la provincia de Sulawesi Central.
Siguiendo pistas, la policía dijo que encontraron a la mujer, que ahora tiene 28 años, en una grieta rocosa en una jungla cerca de la aldea de Bajugan, donde el hombre la mantenía detenida durante el día, desde su desaparición en 2003.
Por la noche, la policía dijo que la mujer se quedaba en una cabaña cerca de la casa del hombre de 83 años, identificado por la policía como JG.
El jefe de la policía de Sulawesi Central, Muhammad Iqbal Alqudusy, dijo que el hombre le había mostrado a la niña una foto de un niño llamado Amrin "que ella pensó era su novio".
El hombre identificado como JG Source: Indonesian Police
"Le hizo creer que el espíritu de Amrin había entrado (en el cuerpo del anciano)", dijo Iqbal el martes en una conferencia de prensa que se publicó en línea. "Es obvio que estaba satisfaciendo su lujuria".
Indonesia es un país predominantemente musulmán, pero algunas personas todavía tienen creencias antiguas sobre espíritus y otras actividades paranormales.
Iqbal más tarde declaró a Reuters que la mujer creía que había estado teniendo relaciones sexuales con "Jin Amrin" desde 2003 "pero que realmente estaba teniendo relaciones sexuales con JG".
El hombre admitió a las autoridades que había estado teniendo relaciones sexuales desde 2008.
La policía dijo que encontraron a la mujer después de que su hermana alertó a los vecinos diciéndoles que pensaba que ella estaba cerca.
Según el diario Jakarta Post, la hermana estaba casada con el hijo del medico brujo, conocido por sus métodos tradicionales de curación y habilidades para canalizar espíritus.
El hombre explicó la desaparición de la niña a sus padres diciendo que la joven había ido a la capital de Indonesia, Yakarta, a trabajar, informó el periódico.
El hombre ha sido acusado de delitos según las leyes de protección de menores de Indonesia, que conllevan una sentencia máxima de 15 años de prisión.
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