Refugiados afganos en Australia recuerdan aniversario de la caída de Kabul con alivio y tristeza

Afghan refugees arriving in Australia

Afghan refugees arriving in Australia Credit: Department of Defence

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A un año de haber escapado del régimen Talibán, algunos refugiados afganos en Australia han logrado encontrar nuevos trabajos, han forjado nuevas amistades y esperanzas, pero anhelan ayudar a sus familias, a sus amigos y a todos aquellos que dejaron atrás en Afganistán, y que sobreviven en circunstancias precarias.


Cuando los talibanes tomaron el control de Afganistán en agosto del año pasado, Australia evacuó a miles de personas que temían por sus vidas bajo el resurgimiento del Talibán.

Muchos de los afganos que llegaron como refugiados, eran figuras públicas o personajes prominentes en su país. Algunos trabajaban en medios de comunicación, eran atletas, políticos y artistas, que se vieron obligados a volver a comenzar sus vidas en Australia desde cero.

Una de ellas es Mursal, quien hoy día vive una cotidianidad muy distinta a la que solía tener. La adolescente afgana ahora disfruta de la libertad de practicar el deporte que ama, sin enfrentar amenazas por hacerlo.

“No me imaginaba que algún día estaría en Australia y jugaría al fútbol con un equipo tan grande como Melbourne Victory, con personal profesional. Es como un sueño hecho realidad”, cuenta Mursal.

La adolescente se inscribió para jugar al fútbol en su escuela en la capital de Afganistán, Kabul, hace cinco años. En ese entonces, Mursal no se imaginaba que esa decisión algún día la llevaría a un campo de fútbol en Melbourne, jugando bajo la bandera de un equipo importante de la A-league.

Afghan refugees arriving in Australia
Afghan refugees arriving in Australia Credit: Department of Defence

En Afganistán, Mursal comenzó a jugar en el equipo de la escuela, y decidió aventurarse a jugar en un torneo de fútbol competitivo después de que un profesor de educación física viera su talento y la alentara a probar suerte.

Poco tiempo después, llegó al equipo nacional femenino sub-17 de Afganistán. Pero cuando iba a entrenar, la gente la miraba con desdén.
Cuando me dirigía al estadio o cuando tomaba un taxi y decía que quería ir a la Federación de Fútbol de Afganistán, actuaban como si fuera una chica mala o una mala persona.
Cuando los talibanes incursionaron en Kabul en el año pasado, después de haber tomar el control del país distrito por distrito, Mursal y sus compañeras de equipo tomaron la difícil decisión de huir.

Sabían que un nuevo amanecer para los talibanes significaría el fin de sus sueños de jugar al fútbol profesionalmente.

Mursal dice que su vida estaba en peligro, ya que los militantes no aceptaban que niñas jugaran al fútbol. Luchó contra las multitudes en el aeropuerto de Kabul con sus compañeras del equipo nacional femenino para abordar un vuelo de evacuación.

Un año después de haber abordado su vuelo de evacuación, la vida del joven de 19 años se ve completamente diferente.

Ella está viviendo la vida como una adolescente aparentemente normal en Melbourne, jugando para el Melbourne Victory bajo su programa humanitario, y con la esperanza de continuar estudiando.

Si bien Mursal siente que tuvo la suerte de escapar, dice que el costo para ella ha sido vivir una vida de soledad.

“Desafortunadamente, no tengo a mi familia conmigo y estoy sola. Esa es la parte difícil de mi estancia en Australia, porque estoy sola y sin mis padres, sin mis hermanos ... Es muy difícil. Es realmente la situación más dura que he experimentado en mi vida”, dice Mursal.


Australia evacuó a más de 5.000 afganos tras el triunfo talibán.

Entre ellos estaba también el periodista Khalid Amiri, quien escapó después de contactar a un ministro federal en las redes sociales.

Khalid temía que los talibanes prohibieran la libertad de prensa, y tomaran represalias contra reporteros como él.

En su caso, Khalil publicaba información regularmente sobre los ataques del grupo militante para la emisora estatal Radio Televisión Afganistán.

“Perdimos a muchos de nuestros queridos colegas y amigos. Yo publiqué las fotos en Twitter. Todavía tengo esas capturas de pantalla en las que los talibanes me decían que, si continuaba publicando, que me preparara para mi turno, que sería un blanco en el siguiente atentado”, relata.

“En las últimas dos semanas antes de la caída de Afganistán en agosto pasado, vimos un aumento en la tortura, el asesinato y el secuestro de periodistas, activistas, y cualquier voz que criticara la situación en Afganistán”.

Sin embargo, Khalid nunca imaginó que terminaría siendo un refugiado.
Es un dolor, es un trauma que vivirá en nuestros corazones para siempre. Nunca pensamos que nos convertiríamos en refugiados. Convertirse en refugiado nunca, nunca es una elección. Te conviertes en uno cuando te quedas sin otras opciones.
Khalid Amiri, periodista afgano refugiado en Australia
Ahora, con una beca en la Universidad de Melbourne, su objetivo es usarla para el bien.

“Si puedo ser vocal por las personas que se quedan atrás en Afganistán, particularmente mis amigos y mis colegas de la fraternidad de los medios de comunicación, donde un gran número de colegas mías están confinadas en sus hogares, actualmente. A las mujeres no se les permite trabajar. La ironía es que los talibanes no tienen problemas con las mujeres que pulan zapatos en las carreteras de Kabul, pero les molesta que las mujeres trabajen en oficinas gubernamentales o enseñen en universidades o estén empleadas en oficinas. Así que me siento muy afortunado de poder al menos alzar la voz de las personas que se quedan atrás en Afganistán. Y después de completar mis estudios, definitivamente espero hacer algo que pueda traer un cambio en la vida de mi gente”.

Otro de los afortunados que han hecho un hogar en Australia es Naqib Forotan, quien llegó con su joven familia, sus padres y hermanos, que ahora trabajan en Camberra.

En Kabul, Naqib trabajó en un proyecto de la OTAN para avanzar los derechos de las mujeres afganas, junto a soldados australianos.

El proyecto tenía por objeto combatir la violencia doméstica, pero también esperaba capacitar a las mujeres afganas en defensa, para que formaran parte de las fuerzas armadas afganas y preparar a la próxima generación de mujeres líderes.

Naqib dice que se esperaba que algún día esta iniciativa ayudara a llevar a una mujer a la presidencia afgana.

Ahora, está devastado por haber visto el colapso de todo su arduo trabajo bajo los talibanes.

Todos los logros que tuvimos, todo el arduo trabajo que invertimos para las mujeres de Afganistán, la sociedad y la comunidad, todo se derrumbó. Ahora estamos viendo que las niñas afganas no pueden asistir a la escuela más allá del sexto grado. Estábamos imaginando un futuro para Afganistán en el que las mujeres pudiesen llegar a posiciones de liderazgo.
Naqib Forotan
Naqib, sus hermanos y su esposa, ahora trabajan en diversos campos en la capital australiana, desde la asistencia legal hasta la contabilidad y servicio público.

Naquib también está estudiando gracias a una beca con la Universidad Nacional de Australia.

Está mayormente agradecido por la educación que ahora se le garantiza a su hija pequeña que está inscrita en un preescolar, algo que no sería posible en Afganistán. Él dice que está orgulloso porque su hija ya ha aprendido algunas palabras en inglés.

“Todos los días mi hija que va al preescolar y aprende algo nuevo. Dice nuevas oraciones. Y aunque sean frases muy cortas, puedo ver lo bien que está, que está haciendo amigos. También mi esposa está muy contenta con su trabajo, con sus compañeros y todo, por lo que estamos viendo un futuro mucho más brillante para nosotros de lo que nos habíamos imaginado”.

Según el Departamento de Asuntos Exteriores y Comercio (DFAT), en los días posteriores a la toma de Afganistán por parte de los talibanes, Australia evacuó a unas 4.100 personas del país en 32 vuelos.

DFAT ha puesto a disposición 31,500 Visas Humanitarias para afganos. Hasta el 5 de agosto había recibido 47,912 solicitudes, que comprenden un estimado de 211,122 solicitantes.

Hasta la fecha se han otorgado seis mil visas humanitarias permanentes.

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