El anuncio del gobierno de Scott Morrison sobre el error de cálculo en el número de trabajadores beneficiados por el programa de subsidio salarial JobKeeper, que resultó en un excedente de 60,000 millones de dólares, ha motivado una serie de críticas por tremendo fallo y pedidos para que use ese monto para ayudar a más de un millón de desempleados.
El viernes pasado, el gobierno australiano redujo de $6,5 a $3,5 millones la cifra de trabajadores beneficiados con el JobKeeper, uno de los programas creados para hacer frente a la crisis de COVID-19, lo que supone que su coste será de $70,000 millones, en lugar de los $130,000 millones previstos inicialmente.
"Son buenas noticias para el contribuyente porque el programa JobKeeper como todas nuestras iniciativas económicas por el coronavirus implican dinero prestado", dijo el viernes el jefe de la oficina del Tesoro australiano, Josh Frydenberg, a la cadena local ABC.
Puntos destacados:
- El gobierno australiano redujo de $6,5 a $3,5 millones la cifra de trabajadores beneficiados con el JobKeeper, uno de los programas creados para hacer frente a la crisis de COVID-19.
- El error de cálculo se traduce en un excedente de $60,000 millones de dólares.
- El gobierno dice que el excedente supone una menor deuda del fisco, pero la oposición y diversas organizaciones sociales y sindicales piden que se extienda la ayuda a otros trabajadores afectados como son los trabajadores extranjeros.
"No podemos confiar en nada de lo que dicen Scott Morrison o Josh Frydenberg sobre la economía o el presupuesto, y tal vez lo peor ha sido el fracaso de afrontar y asumir la responsabilidad", dijo ella senadora laborista Penny Wong en el programa Insiders de la televisión ABC el domingo.
Para Wong, el punto central es que de haberse calculado bien el gasto de los subsidios, el número de trabajadores afectados en abril hubiera sido menos a los 600,000.
Pero el gobierno australiano insiste en que ese dinero era una proyección y de ninguna manera una meta, al negarse a ampliar los subsidios salariales a los trabajadores ocasionales, entre ellos titulares de visas temporales y estudiantes internacionales.
Los trabajadores extranjeros representan un diez por ciento de la fuerza laboral australiana, aunque muchos de ellos no son elegibles para ser destinatarios de los subsidios para mitigar la crisis generada por la pandemia de COVID-19.
Asimismo las empresas cuyos trabajadores reciben la ayuda de JobKeeper temen que este subsidio se recorte dado que el gobierno ha indicado que lo podrá a revisión ante sus planes de retornar a la normalidad en julio próximo.
El JobKeeper es una ayuda que entrega el gobierno a las empresas para mantener a sus trabajadores en sus empleos y mitigar así el impacto de la crisis económica provocada por la pandemia.
Las ayudas gubernamentales en Australia por la pandemia ascienden a $320,000 millones de dólares australianos, lo que equivale al 16,4 por ciento de su PIB, mientras que su deuda pública se calcula en $379.200 millones para junio del próximo año, según datos oficiales.
