Cómo enfrentamos el dilema moral de seguir la Copa del Mundo ante las críticas a Catar

Qatar Soccer World Cup German team protest

Players from Germany pose for the team photo as they cover their mouth during the World Cup group E soccer match between Germany and Japan, at the Khalifa International Stadium in Doha, Qatar, Wednesday, Nov. 23, 2022. Source: AP / Ebrahim Noroozi/AP/AAP Image

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Other ways to listen

La Copa Mundial de la FIFA 2022™ ha sido motivo de múltiples polémicas ligadas principalmente a la sede en que se está jugando el torneo. Catar, país anfitrión, ha sido criticado por violar derechos humanos de trabajadores extranjeros, reprimir colectivos LGBTIQ y por la discriminación contra las mujeres, entre otras cosas. Algunas personas de nuestra comunidad nos cuentan su experiencia frente a este dilema moral y deportivo de seguir a sus selecciones ante tantas críticas que rodean el torneo.


Sinopsis:

El Mundial de la FIFA Catar 2022 levantó polémicas desde el mismo momento en que el país árabe fue elegido como sede por la FIFA en el 2010 para albergar el campeonato más importante del fútbol.

Primeramente, algunos criticaron que se otorgara la sede a un país sin tradición futbolística ni historial de participaciones en la cita cumbre del balompié. Sin embargo, esas no fueron en ningún caso las críticas más duras, pues estas vinieron acompañadas de sospechas de corrupción en la FIFA, quien supuestamente habría elegido a Catar motivada por sobornos de parte del país árabe a algunos de sus funcionarios. Catar ha negado todas estas acusaciones. Sin embargo, una investigación por corrupción por parte de autoridades francesas sigue abierta, y en 2020 Estados Unidos acusó a tres funcionarios de la FIFA de recibir pagos para influenciar sus decisiones sobre las próximas sedes de los mundiales.

Otra de las graves acusaciones apunta a las precarias condiciones en que han desempeñado su trabajo en la construcción de estadios e infraestructura necesaria para el mundial los trabajadores extranjeros residentes en el país árabe. En 2016, Amnistía Internacional (AI) acusó a la monarquía catarí de usar mano de obra forzada. La prensa británica afirmó que aproximadamente 6,500 trabajadores extranjeros han muerto desde que Catar logró la candidatura. El país anfitrión niega esas cifras y dice que son mucho menores las muertes relacionadas con la preparación del Mundial.
Las críticas contra Catar no acaban ahí, pues en el país árabe la homosexualidad está prohibida y es penada por la ley. Además, los anfitriones han exigido que ningún visitante al torneo, ni tampoco jugadores o dirigentes, demuestren su apoyo público a las comunidades LGBTIQ. Cualquier manifestación pública de afecto entre personas pertenecientes a estos colectivos será reprimida por la policía. Esto ha sido rechazado por diferentes países.

La situación de las mujeres, por otra parte, es otro tema candente, pues el país no considera la igualdad entre los sexos y las mujeres se hallan ausentes en muchos ámbitos importantes de la vida del país.

Catar se defiende argumentando que son un país conservador e islámico en donde se valora y se protege la tradición. Acusan a sus detractores de racistas, islamófobos e intolerantes contra la herencia cultural del país árabe.

Todas estas polémicas han influido también en muchos espectadores y fanáticos del fútbol alrededor del mundo que, o se han negado a ver el Mundial para no apoyar toda la represión y discriminación del país anfitrión, o bien, lo están viendo con cierta culpa. Hay otros, sin embargo, que han hecho examen de conciencia y han encontrado justificaciones para seguir con su pasión en medio de este complejo dilema moral ligado al deporte.

En SBS Spanish entrevistamos al académico y experto en bioética de la Universidad de Sydney, el uruguayo Diego Silva, y al escritor y ejecutivo de ventas argentino, Daniel Sacchero, quienes entregan su opinión sobre este dilema moral y deportivo.

Escucha el podcast con la entrevista ubicado en la parte superior del artículo.



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