Al menos 514 personas han fallecido en las Américas este año como parte del proceso migratorio, lo que supone casi un 35 por ciento respecto a los decesos que se registraron en 2018. Es la primera vez que se supera la cifra del medio millar en las Américas.
Así lo detalla el proyecto Migrantes Desaparecidos de la Organización Mundial de Migraciones (OIM, siglas en inglés informó que ha aumentado la cantidad de venezolanos que han muerto durante la migración desde el año 2014 cuando los investigadores iniciaron el registro.
Los venezolanos encabezan esta lista mortal después de los llamados “desconocidos”, es decir aquellas personas que no han podido ser identificadas ni catalogadas por nacionalidad.
Según este informe, siete venezolanos murieron entre 2014 y 2016. En 2017 no se registró ningún fallecimiento, pero este año la cifra es escalofriante: 89 muertos.
La cifra reciente de fallecidos venezolanos este año representa casi el 60 por ciento de todas las muertes de migrantes de ese país desde 2014, de acuerdo al organismo de la ONU.
Desde 2015 más de 4 millones de venezolanos han abandonado su país a raíz de la crisis.
Las muertes de los venezolanos han registrado como parte del proceso migratorio desde 2014 ocurrieron en Curaçao, Aruba, la frontera entre EE.UU. y México, Colombia, Ecuador, Trinidad y Tobago y Brasil.
Boleto mortal por el sueño americano
Casi la mitad de los fallecidos (247 hasta el 15 de agosto) se han producido en la frontera entre Estados Unidos y México.
Las mujeres (67) y los niños (40) representan un 20 por ciento de estas pérdidas de vida.
Casi la mitad de las víctimas, es decir 259, murieron ahogados al intentar alcanzar sus destinos por la vía marítima o al intentar cruzar un río. Otros perdieron la vida en accidentes de carretera o ferroviarios, deshidratación, violencia, asesinato, enfermedades o falta de atención médica.
El resto de las víctimas perecieron en Centro América (entre Panamá y Guatemala) o cerca de las islas del Caribe o Suramérica.
La cifra no incluye la gente que falleció en los centros de detención, 8 en Estados Unidos y 3 en México.
