En Australia uno de diez niños y adultos padece de asma y alrededor de cuatro de cinco personas con asma además tienen alergias, como la fiebre del heno que está vinculada a la presencia de polen, según el Consejo Nacional Australiano contra el Asma.
Asimismo, un estudio publicado en la revista Lancet de este año reveló que los pacientes de origen indio, ceilandés y del sudeste asiático comprenden el 39 por ciento de las admisiones hospitalarias en Melbourne, ciudad en la que murieron diez personas en una inusual tormenta epidémica de asma en el año 2016.
Los médicos han pedido a aquellos propensos a estornudar y con problemas respiratorios a tomar las medidas preventivas para evitar un deterioro de su salud irreparable.
En el caso de la epidemia de Melbourne, más del 70 por ciento de los pacientes padecían de hiperactividad en las vías respiratorias que no habían sido tratadas, asma asintomático en el último año, síntomas de asma que no habían sido diagnosticado o rinitis alérgica estacional sin síntomas de asma, de acuerdo al estudio de Lancet Planetary Health citado recientemente por RACGCP.
新州昆州繼續受惡劣天氣影響 Source: AAP
“Sabemos que las personas cuyos ataques de asma son provocados por tormentas, en particular tienen, alergias al polen del centeno”, dijo la presidenta del Consejo Nacional Australiano contra el Asma, Amanda Barnard.
Barnard sugirió a sus pacientes que tienen problemas respiratorios, si estornudan porque pueden tener rinitis alérgica y si es el caso “ellos están particularmente en riesgo”.
“Pero además, las personas que tienen rinitis alérgica están en riesgo y la gente que estornuda en estas estaciones Es importante que preguntemos si tienen problemas respiratorios o antecedentes de asma”, remarcó.
El polen de algunos granos pueden viajar largas distancias y explotar, lo que supone una liberación de pequeñas partículas, durante la tormenta. Éstas pueden entrar en los pulmones y desencadenar síntomas de asma, lo que hace difícil respirar.
Esta situación puede agravarse muy rápidamente en momentos en que una gran cantidad de personas requieren atención médica al mismo tiempo.
Las personas más vulnerables, curiosamente, no son los más jóvenes ni los más viejos. De acuerdo al estudio de Lancet, las víctimas de la tormenta de Melbourne tenían entre 20 y 59 años de edad. Quizá porque estas personas tienden a estar más expuestos al aire libre y son potencialmente más activos. Asimismo, las víctimas fueron en su mayoría asiáticas.
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