La media de los ingresos disponibles de los hogares australianos, en términos reales, es menor que en 2013, año en que la coalición Liberal Nacional tomó las riendas del Ejecutivo australiano, a consecuencia, principalmente, por un persistente débil incremento de los salarios, según una investigación del diario The Guardian Australia.
El ingreso disponible se refiere a las entradas de dinero que la totalidad de las familias de una determinada economía tienen disponible para su uso en productos de consumo para satisfacer sus necesidades y ahorros.
En momentos en que el coste de los servicios esenciales como la energía y la salud ha aumentado dramáticamente, el sueldo de los trabajadores se mantiene en los niveles más bajos, algo que habría sido considerado increíble hace cinco años.
El aumento salarial de 3,5 por ciento que se registraba en septiembre de 2012 no se repite ni se repetirá por un largo tiempo, incluso las proyecciones del presupuesto del Gobierno de la coalición son desalentadoras porque consideran que no se retornará a esos niveles hasta junio de 2021.
Pero aún menos optimistas son las cifras del Fondo Monetario Internacional que calcula que los salarios en Australia no crecerán por encima del 2,9 por ciento hasta después de 2023.
Australia tuvo una media de incremento salarial de 3,5 por ciento desde 1998 a 2012, lo que coincidió con el auge minero en el país oceánico y la crisis financiera internacional.
En el primer semestre de 2012 el nivel de desempleo era 5,2 por ciento (actualmente es 5,4 por ciento) y los sueldos en el sector privado aumentaban a un ritmo de 3,8 por ciento.
En septiembre de 2012 el crecimiento salarial comenzó a caer, pero entonces no sorprendía debido al incremento de la tasa de desempleo.
Para muchos trabajadores, la situación es frustrante, porque ven en muchos casos que las empresas registran grandes beneficios y van bien en sus actividades, pero los sueldos no aumentan.
El año pasado, las empresas registraron incrementos de sus utilidades de más del 22 por ciento, pero los salarios crecieron solamente en 1,4 por ciento, lo que supone el menor aumento registrado en períodos que excluyen las recesiones o la Gran Crisis Financiera Mundial.
La combinación de factores como la ruptura de las relaciones entre el desempleo, los ingresos y la productividad con los salarios, así como el aumento de la competencia internacional y de la automatización, provoca que los trabajadores, en muchos casos, encuentren más difícil poder obtener un aumento salarial.
También la interacción entre los empleados y los trabajadores, algo que ha cambiado con el tiempo en las negociaciones entre sindicatos o los empleados con la gerencia, según el informe de The Guardian Australia.
El incremento salarial será una de las batallas más fuertes de cara a las próximas elecciones y marca las diferencias ideológicas y de implementación de políticas entre la coalición y la oposición. Los laboristas promueven una mayor intervención mientras que el Gobierno defiende los fundamentos de la oferta y la demanda.
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